Recuerdo las historias de mi abuelo cuando me contaba que en su época los contratos, las firmas y las formalidades no eran comunes, que lo que valía por sobre todas las cosas era la palabra. Me contaba que la palabra tenia un valor más allá de lo personal, se trataba del honor y el respeto por el apellido, la familia y su gente.
Con el tiempo ese valor se ha ido perdiendo, no sé si por las formalidades de la ley y por el mal actuar de algunos. Lo cierto es que pocas personas conozco para quienes su palabra valga, la mantengan y la hagan respetar.
Somo nietos de arrieros, que nos dejaron un legado de que las cosas con trabajo, amor, templanza y palabra se construyen y perduran en el tiempo. Somos descendientes que aun sin saberlo llevamos en nuestra sangre el valor de la Palabra.
Orgulloso me siento de ver como un Cafetero en este Desafío nos recuerda que su palabra como la de nuestros abuelos tiene valor y la hace respetar pese a las circunstancias del juego y a los ataques de sus compañeros de playa.
Ancizar ha mantenido firme sus promesas y convicciones sobre el juego y las ha hecho valer en sus decisiones, siendo aceptadas por muchos y criticadas por algunos. Esta actitud en mi opinión lo hace digno representante de esta tierra de arrieros y un ejemplo de nuestra raza.
Mi voto es por Ancizar porque no solo me recordó los valores que creia perdidos, sino porque demostró que con amor, sacrificio, honestidad y convicción los sueños en la vida se pueden lograr.
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